domingo, 4 de marzo de 2012

El soborno de todos los días.

Kampala, 8 de la mañana, un día entre semana. Un muzungu conduciendo por el centro de la ciudad, acababa de dejar a unos amigos en sus lugares de trabajo. En Kampala la gente suele conducir con mucha prisa, mucha impaciencia. Aún con el semáforo está en rojo, si la gente piensa que ha esperado ya bastante, te pita para que salgas, antes de que se ponga en verde. El pan de todos los días. Este muzungu, ve a los demás coches salir, y sale también con su coche. Un policía le para. Cómo es muzungu, supuestamente tiene dinero, un blanco fácil. Le dice que se ha saltado un semáforo en rojo y varias cosas más, que le va a poner dar una citación y que tiene que ir a la comisaría de policía a pagar la multa. Le pide el carnet de conducir. El muzungu dice que no lo tiene, no es aconsejable enseñar identificaciones porque la policía puede quedárselas y no las vuelves a ver jamás. Entonces el conductor pregunta que si hay alguna manera de solucionar esto. El policía responde, "sí, la multa son 150.000 chelines (50 euros)" El muzungu paga. El policía se va, sin darle ningún papel que justifique que pagó una multa. No ha pasado nada.

Kampala, centro de la ciudad, un viernes por la noche. 5 muzungus (coche repleto de muzungus, no veas que tajada). En una calle estrecha repleta de coches aparcados, un policía pasa rozando el coche de los muzungus. El policía ni siquiera va en un vehículo oficial, sino en una boda-boda, las motos-transporte público que todo el mundo usa en Kampala. El policía hace señas con la mano. Ni idea que quiere decir, ¿que casi me le roza? ¿que vaya más despacio? El muzungu sigue conduciendo. El policía le vuelve a adelantar con la moto y entonces si hace señas para que pare. Paran el coche. El policía pide el permiso de conducir al conductor. Por supuesto, "se lo ha dejado en casa", por supuesto el policía no está interesado en absoluto en el permiso. Se ha saltado un semáforo y ha seguido conduciendo mientras que un agente le ordenaba que parase, tiene que venir a la comisaría y pagar la multa que son 80.000 chelines, dice el policía. Nos miramos todos, como "ostia, ya la hemos cagado". Pero el conductor le dice: "¿Puedo pagar la multa ahora sin ir a la comisaría?" A lo que el policía responde: "Claro". Se va en la boda-boda, seguramente a su casa, los policía no patrullan en transporte público.  Fin del asunto, aquí no ha pasado nada.

A veces, por evitar largas horas de espera en comisarías de policía, millones de preguntas y perder un tiempo innecesario, la gente que no es de aquí opta por pagar. Pagar por supuesto al policía, que está yendo de farol porque sabe que a nadie le gusta estar esperar tirado en una estación de policía y que como dije, todos optaran por pagar y él se llevará el dinero calentito a casa.

¿Historia verdadera o ficción basada en la verdad? Juzgad vosotros mismos.

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